Novedades en el diseño de patas de mesa
Los tiempos cambian, es un hecho; que lo hagan una barbaridad o no, ya es un poco más discutible y que los cambios afecten a todos, es ya una cuestión diferente ¿quizá de gusto?
Hablamos de decoración, por supuesto.
¿Qué ha cambiado, entonces, para que haya quórum sobre el protagonismo que han adquirido las patas de mesa en el diseño de interiores? Sencillamente, la evidencia. No nos atrevemos a decir que se trate de un asunto científico pero casi, casi y, por ello, necesitamos argumentos.
Los muebles siempre han tenido un papel determinante a la hora de crear una atmósfera decorativa concreta y esto, sigue siendo así, por lo tanto, ya tenemos un argumento general de peso para ese quórum sobre la importancia de las patas de mesa del que hablábamos antes. Seguidamente, compartimos un segundo argumento y, para ello, ponemos el foco de atención en las mesas pero acotando el término ÒmesaÓ y delimitando el concepto porque, si algo es evidente, es que las mesas ya no son solo lo que eran, ni muchísimo menos.
Temporada tras temporada, las mesas han aumentado su protagonismo y se han convertido en un mueble auxiliar o decorativo, o puramente caprichoso o de contraste estético. La versatilidad del sencillo mueble utilitario de cuatro patas, se ha disparado y no hay límite. Echemos un vistazo, por ejemplo, al catálogo de patas industriales que REI nos ofrece y bebamos de la fuente de la experiencia y, por qué no decirlo, de la calidad y el diseño de vanguardia. Tomémonos unos minutos, y quien lo necesite, una hora o lo que haga falta.
REI ha desvelado ese misterio misterioso de las mesas como histórico mueble de utilidad concreta y formas variables complejas y, en muchos casos, recargadas, a juego con el espíritu de los tiempos pasados. REI ha despojado a las patas de las capas de años y años de servidumbre y las ha liberado dándoles un campo propio en el que mostrar sus cualidades, belleza y funcionalidad. Y aquí llega nuestro tercer argumento científico, se ha aislado el objeto de estudio, las patas de las mesas, para que puedan aportar su propia esencia con criterio de diseño, espíritu práctico y sentido estético, tan particulares como sorprendentes. Y vamos a por el cuarto, los resultados.
Porque hemos cogido el objeto básico, desnudo de complementos, las patas de las mesas; lo hemos aislado para observar su potencial y cualidades y, finalmente, pasado el tiempo necesario, vamos a comprobar los resultados de la aplicación de nuestro criterio científico.
¿Qué es lo que encontramos al traspasar mentalmente la puerta de nuestra sala de experimentación? Un articulo que, de puro ignorado, nos parece nuevo y un elemento tan cómplice como inesperado. En fin, un aliado capaz de transformar una mesa al uso, en un auténtico objeto de deseo de estética industrial, completamente personalizado.
Sí, todo un descubrimiento.
La superficie de la mesa puede ser de los materiales más variados, más inesperados, más novedosos, vanguardistas o caprichosos, es cierto, como lo es que, desde la nueva perspectiva adquirida sobre las posibilidades de las patas de mesa, ninguna de esas superficies expondrá todo su brillo, toda su distinción, toda su exclusividad, hasta que encuentre las patas de mesa que la ensalcen, complementen y definan, sin robar protagonismo pero dejando claro que ese protagonismo está ahora dividido, como mínimo, al cincuenta por ciento.
Y esa es la primera novedad que debemos tener en cuenta al pensar en patas de mesa en la segunda década del siglo XXI, su protagonismo y su sencillez, a dios gracias, que todo hay que decirlo y si no, echad un poco la vista atrás, hacia esas patas de mesa que reinaban en los antiguos comedores de caoba, por poner un ejemplo. Las patas de mesa que han llegado, y que no se van a ir porque nos han conquistado y no se lo vamos a permitir, son compañeras, no protagonistas, y exigen el mismo trato por parte de las superficies que soportan, solo así la historia de amor o camaradería entre ambas llegará buen puerto.
Las composiciones son libres, los materiales y las combinaciones de formas, incontables, solo hay una exigencia clara, la triada de estética, funcionalidad y atrevimiento que cada uno puede dosificar a su libre albedrío. La composiciones de las que hablamos, tienen una de las cualidades que más se valoran en decoración y diseño, no son excluyentes, recogen y reinventan, recrean y componen un nuevo mueble con estilos clásicos que, como no podía ser de otro modo, dan ese toque especial y exclusivo al mueble recién fabricado, diseñado o creado.
Las patas son de estilo industrial, rectangulares, cuadradas, en forma de cruz, de puente o de trapecio, pero todas provistas de bases antideslizantes, el diseño y el sentido práctico están aliados, ya no son excluyentes.
Son patas únicas con diseños limpios e impactantes y, sobre ellas, es posible colocar superficies de cristal, madera o mármol, que transforman unos elementos, que por separado ya prometían, en una pieza exclusiva y personalizada que habla de quien la posee, una pieza que, quizá, no va a estar en ningún catálogo pero sí bajo muchas miradas de asombro, una pieza única.